La pandemia generada por el virus Covid-19 ha dejado secuelas no sólo en la salud física de la población, sino que también ha marcado la salud mental de aquellos que la han padecido, tanto por el confinamiento como por trastornos mentales (ansiedad y depresión aparecen con mayor frecuencia).
Mantener una adecuada salud mental es un tema poco atendido, las personas generalmente se ocupan del cuidado físico cuando hay manifestaciones de dolor, pero dejan de lado el aspecto psicológico. En palabras del Doctor en psicología clínica Martínez León “Vas al doctor cuando te duele una muela, vas a cientos de especialistas en la parte médica, pero cuando te duelen las emociones no acudes con nadie. Se lo cuentas a amigos o a tu pareja, pero realmente no se atiende la parte de la salud mental”.
De acuerdo con datos recogidos por el INEGI en 2018, hay un psicólogo por cada 300 mil habitantes. Además, el mexicano no asiste a servicios como terapias, debido a una cultura en la que ir al psicólogo no es bien visto, y se acude con personas cuya formación no es la más adecuada para tratar su afección psíquica (muchas personas suelen visitar a un sacerdote para tratar problemas o temas que lo afectan anímicamente).
Por lo general las personas piensan en ir al psicólogo cuando sus herramientas y habilidades ya no son suficientes y se sienten sobrepasados por su problemática. Cuando ya intentaron todo, cuando están en crisis y se les ocurre ir, pero la mayoría de las veces solamente se les ocurre y no asisten realmente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en países de ingresos medios y bajos como México, más del 75% de las personas con algún trastorno mental no son tratadas.
Entre los padecimientos más comunes en nuestro país y el mundo se encuentra la depresión, que se caracteriza por bajo estado de ánimo, sentimientos de tristeza y desesperanza asociados con cambios de comportamiento, grado de actividad y pensamiento; este trastorno afecta aproximadamente a un 15% de la población nacional, y se prevé que para 2030 será la primera causa de discapacidad mental en jóvenes y adultos.
Depresión y conducta suicida
La conducta suicida y las muertes consumadas por esta acción van de la mano con la depresión. En nuestro país, las estadísticas nos dicen que son más los hombres de entre 15 y 29 años los que llevan a cabo esta conducta. Mueren más por suicidio los varones, pero las mujeres intentan quitarse más la vida sin lograrlo.
De acuerdo con los especialista, el suicidio es un comportamiento contextualmente influido, son ideas frecuentes y constantes de terminar con la vida propia. El suicidio se presenta cuando pareciera que las opciones se agotaron o no se obtiene aquello que se quieren. Se da a partir de una historia de vida de mucho sufrimiento. Por ello, el tratamiento de salud mental está vinculado a ayudar a las personas a construir una vida que valga la pena vivir, desde la que se puedan replantear acciones y valores para lograr metas.
La salud mental es un vínculo integral entre lo físico y las emociones, el cómo nos relacionamos con las personas a nuestro alrededor y nuestro proceso de adaptación al entorno en el cual nos desenvolvemos. Atenderla es prevenir el comportamiento suicida.
Los expertos en la materia recomiendan mantener patrones de sueño adecuados, aprender a respirar en situaciones de angustia o ansiedad y a resolver problemas; tener una alimentación equilibrada, practicar yoga o meditación y evitar el consumo de sustancias adictivas como alcohol y tabaco.
Arturo Hernández Sánchez
Especialista ICEL. Lic. en Psicología
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